Mi relación con Ely es cada vez más fuerte y sólida.
Ely me sigue a todas partes, es como mi segunda sombra.
Cuando me voy se queda esperando en la puerta y si tardo mucho tiempo se enoja pero después se le pasa. Aunque estemos tan unidos, Ely es un angel: se porta muy bien y la podemos dejar sola en casa, no ladra, no llora y no rompe nada (no tiene estrés por separación).
Pasamos mucho tiempo juntos; Elya tiene que tenerme localizado cuando estamos en casa: está en el sofá conmigo viendo la tele y por las noches se queda dormida encima de mí en el sofá. Pero mejor, ahí va una foto nuestra.
Nunca me gustaron los perros pequeños pero desde que conocí a Ely todos los perros pequeños que veo en la calle me recuerdan mi nena.
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